Textos para leer dormido

«Fábula de la espera y el cuarto menguante»

Por Arturo Aquino

 

Y esperé

Y el sonido de la puerta nunca llegó

Y descubrí la realidad

Y fueron años

Entonces apreté el nene foco

la sustancia ciega era mía

después de las guerras secretas

me vislumbré dueño de ese universo.

Sobre la mesa: papeles quemados

veladoras y fruta, pero el aroma persistía

el sonido de la puerta no apareció

la agenda se había empolvado

Y descubrí otro cadáver

Y le leí historias urbanas

Y le leí poesía

Y fueron migajas

Los libros hicieron antesala

flotaron letras

páginas de lo virtual

instantáneas de un tiempo que ya no “es”…

Fue el día más largo

Ahí, tierra de arena

un suspiro significante

para no decir nada

Y escuché

Y creí

Y compartí mi mesa

Y dormí para vivir

Las llaves se agruparon

miraron juntos la noche del cielo,

encontraron luminoso cristal obeso,

solo quedaba un pequeño cuarto menguante.

Esta vez, se notó la diferencia

existía un mantel plástico

no hubo lata de soda bailarina

ni película de sábado por la tarde.

Y apagué la cámara

             Y reí en silencio

                                        Y se desvaneció en la neblina

Y supe que en esa noche, había perecido…

«HUMEDAD»

Por Arturo Aquino

Hallábase la dicha ocultándose de la homeostáisis

en el maltrecho equilibrio del desdén

donde el ser oprime pero no opina

en ese continente de nublados emocionales,

cuando por fín tropezó para su suerte

con el «schadenfreude» por tantos rechazado

sorpresiva nebulosa de la algarabía

existir tan solo como un observador.

Fué medicina por tiempo anhelada

la que cerró el círculo pendiente,

desdibujando sepias hojarascas

pretéritos humectados con la paz de su descanso.

Ahora, el espejo traza su nuevo retrato

con suaves líneas de sonrisa

Aquí, viene llegando lluviosa alegría

mientras grita con fuerza sus corcheas

Haciéndo un lugar

vitalidad

mas allá del mar

sin edad

Aquí, se queda la piel renacida

ahora, crece con feliz inhalación.

«EN ALGUN LUGAR»

Por Arturo Aquino

Cualquier sitio es bueno para escapar

Levantar los sueños al estrato de la fantasía

Hablándoles de lo venidero

Creyendo que todo puede suceder

Convencerlos del alimento futuro

Con locura y proyectos

Hasta venderles la idea volátil de lo indispensable

Y creer, reír, crecer, inhalar los aromas del viento

Con sus poros abiertos.

Cualquier aliento es bueno para anidar

«POLVO»

 Por Arturo Aquino

Tus muertos no son los míos

mis vivos no son los tuyos.

Mis miedos no son plantas rastreras

(por lo menos no ahora) aunque quisieran

ni tu voz o silencio saben de ello,

terrores y arpías, silencios o alegrías.

Juegos o distancias

letras con piel herida..

Polvo antes de nacer

a la orilla de la cripta hecha cuna.

Tu dolor no es el mío

mi aliento no es el tuyo.

Pues los vinos que desangran los ojos

saben mas de tu vacío

saben más de mi cansancio

pero callan con clamor sus arenas.

Ante las calles huecas

silentes emociones de ceniza sonriente

saludando los anuncios del cosmos

en el fondo de la fosa húmeda.

Tú eres quien emerge con el verdor de la luz

yo soy quien espera la caída celeste para respirar

en la autopista de la espera,

que nunca llega a su destino.

Vacío, detonador a quien van dirigidas estas líneas

tú despiertas los velos de la mente cubierta.

Tus aposentos no son los míos,

debiste ver tu último baile,

debí morir solo,

«Aforismos para oxidarse en paz»

Por Arturo Aquino

1. Cuarto menguante

Tiempo, todos hablan pero nadie lo define,

remedio infalible para sobrevivir a la experiencia

como en el supermercado: ¡ambos, por el mismo precio!

2. Espacio

Puede ser que la distancia vuele recorrible durante el día,

aunque también existe la noche;

y vaya que ocurren cosas interesantes donde la luz no crece.

3. Poesía

Tal como la prosa cede lugar al poema

así la marea de las letras abre los ojos a la existencia,

unguento de parnasse para todo desquiciado.

4. Maceta

No todo lo que brilla es oro, el cobre tiene cuerpo, aliento y tierra esteril.

5. Muerte placentera

No todo lo muerto es aburrido ¡también se muere de la risa!

6. Inevitable

¡Cuantos testigos se nesecitan para saber que a uno mismo no se le puede engañar!

7. Cartas Muertas

Papel amarillento, y su aroma de nostalgia

ese universo que se abre y se encierra en la cartas muertas

pues el remitente no sabe aún, que ya ha perecido.

8. Trama

Juglares, escenario medieval la lucha por sobrevivir ante

el vertiginoso ritmo láser del CD,DVD, y su amiguito el mp3.

9. Silencio

Quietud, efectiva forma de volver a la tierra

última trinchera para oxidarse en el fondo de un estuche acojinado.

10. Viva la libertad

Exilio al sostén, que venga la gravedad,

la vigencia de Newton en nuestros días.

«Años De Huracán»

Por Arturo Aquino.

Infierno frío en la luz de un interruptor

PARTE I.  Alas rotas para un cuerpo muerto.

Días grises

semanas calcinas

dimensión táctil que se hace línea borrosa

pesadamente se pierde

y en conjunto se tornan años

con la densa neblina de la tristeza

la tempestad reina su esplendor.

Su cause da paso a lo continuo

      la tormenta toca con sus dedos cada espacio

               posa sus pies en la piel del presente

                  con su fango  de «no existencia»

                           emerge brutalmente el imperio de la ansiedad.

Abro la mirada,

tengo un boleto a… «ningún lugar»

no se a donde ir

en mis manos levantadas se estruja el papel

aún así, elijo quedarme

Soy un sonido que se pierde,

ruedo en las escaleras

mi rostro sangrante

ante la pálida figura de la muerte

El viento de afuera

en el mundo común, el de «diario»

¿acaso el artificial?

en los universos de todos y cada uno

me resisto a caer en él

Que no pase, que al mirar atrás

y luego mirarme a mi mismo

me de cuenta que he existido en apariencia

que en el reflejo del espejo, veo lo que no quiero ser

que mi despertar fue fugaz y en vano.

PARTE II. En algún lugar de la cocina del Infierno

                                           A Cada infierno le llega su visita

                                       a cada historia,

                                    le preceden posibilidades

                               cada cual lucha contra sus demonios

                           cada quien los tiene muy dentro de sí.

La trama termina de manera inesperada,

piezas de ajedrez: los personajes.

Alguna sensación ha cedido paso al suicidio dominguero

lenta y melancólica voz de la mirada silenciosa

despierta en el río de fuego,

que ya no es mas flama

en mi propio infierno privado

en una habitación con vista a la ciudad

donde todo, realmente todo, se ha congelado,

aunque a nadie le de explicación.

Un lugar lleno de nada,

algo se mueve,

una posibilidad abierta

una puerta

un sendero al tiempo

pues el hielo y su frío se expande como cáncer,

tiene raíz, un sin sentido:

mirar al rededor y no ver a nadie

este es el verdadero infierno congelado

ni siquiera tener cerca el destello

Ailes de Papillon

…es el vacío de la ausencia.

PARTE III. El despertar no muere, solo puede decir adiós.

De manera repentina

la canción calla

la piel cambia,

y se desprende a pedazos.

        Años de huracán

                            lluvia

                                      relámpago

                                                        muy adentro

                                                             alas rotas para una tonada de muerte

El réquiem de la transición es inminente

                                                                                    pero sobrevivo

como en la poesía verde:

                                                                         «me dejo caer al vacío,

                                                                               ¡diablos! ¡Está lleno!»

                                      Esperanza aúlla con las cuerdas de su voz en mis manos

                                                          la silueta solitaria arranca melodías,

                                            algo de tinta se desangra por mis ojos

                                                         únicamente hacia adentro…

                                                                  Oscuridad ¿puedes escucharme?

                                                        oscuridad amiga mía, amiga  inseparable

                                                       oscuridad ¡el viaje grita todas estas letras!

                                          oscuridad escucha bien el crujir de mis huesos:

            …es el resurgir de mis cenizas.

                                                        La foto se marchita a la par de mi reflejo

                                                                                             se esfuma

                                                                                          aquí y ahora

                                                                    perdido en el humo de cigarro

                                                        en medio de la lluvia que lava las heridas

                                                                         y borra la sangre del piso.

Al final de la historia

                    solo queda uno de pie

                                 …y ese es, quien cierra la puerta

                                 …y ese es, el que apaga la luz.

pues mis oníricos deseos nunca fueron los tuyos.

«DISERTACIONES DE MEDIA MAÑANA»

Por Arturo Aquino

 

«Y ¿para qué estoy aquí?

Con el siseo del kleenex

En la húmeda y tibia entraña

Los alaridos de los autos hacen alarde

Se esparcen con fuente nublada

Hay algunos reclamos en el puerto

Que rompen los marcos de los cuadros

La arena

Sabe de eternidad

Flota y se hace lider

gobierna la playa a la par de la destrucción lenta y pomposa

Casi recapacita: ¿para que estoy aquí?

mmm… (espacio rellenable con interrogaciones)

emerge toda una madeja de serpientes

si, son dudas.

Suspiritos despertados en el estomago vacío

esos que asfixian almohadas

estrujadas en la rabia cadenciosa y espasmódica

cuando alguna necesidad no es cubierta

luego se responde:

¡que animales somos!  Tan simples…

solo alimentando necesidades

¡Que sorpresas evitamos a fuerza de comodidad!

La arrugada espalda del almanaque

¿lo sabe?

Pregúntele: ¿has oído bailar tu amor propio con atenuantes?

¿Donde gira tu imagen en el arquetipo de tu cabeza?

¡No le eches la culpa a una gripa primaveral!

el autodiálogo no pretende ser inquisidor

o solvente irresponsable de aparatos psíquicos

tan solo anhela escapar

explorar conciencias

en un malecón

en el tercer piso de un departamento vacío

o mejor aun, en el estanque a boca abierta de un bostezo

sin invocar al microondas,

lejos de los platos sucios con aroma a cena

mas apartados del enjuague vocal.

En las flamantes fauces del sin sentido

se hace libreto da caduca alimentación.

Noche oceánica

(…en coatzacoalcos)

Por Sergio Arturo Aquino Ruiz 

Tiempo, colisiona generaciones

Tradición vs. Innovación

Acaso el escenario solo testigo

Donde cosechas danzantes se divierten

Postmodernidad, rotación sublime

corre a través de la ciudad,

pero inmenso océano

mana presencia apenas observada

Frescura que no sabe  de sabores

Observando hálitos humeantes

Gran noche de la serpiente

Ondulante presencia

Símbolo, su tierra hecha hogar

Región con vida y aura

 

Luz artificial

Ojos alumbran la plancha de cemento

Fundida con palmeras,

chapoteando  con bocanada del océano 

 

Música al fondo

hojas verdes de los sueños humanos

vaivén en circunstancias antiquísimas

vivas, florecientes en inmensidad

 

Gran noche de la serpiente

Familias, construyendo legado

Acicalando el pelaje del tiempo

cáliz irreversible

 

Crepúsculo germina el nacimiento

Amanecer,  concibe su muerte diaria

¿Has estado ahí?

¿Quien nos cuenta las historias?

Al caminar por los peldaños

Su asenso recuerda la tierra cálida.

 

Gran noche de la serpiente

 en tu nido dormita el relato.

 

 

«NADA»

La miraron sin decir nada, en ese extraño rito de dolor, donde no podía escapar, donde salía para buscarse, entraba para huir y ni así  lograba acicalar los destellos silenciosos de su propia imagen frente al gran espejo de la sala. Aun rodeada de un mar de gente, estaba sola, estaría sola, por siempre sola.

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Arturo Aquino – Bob Dylan y el Rabino

•23 enero, 2010  • Dejar un comentario (Editar)

Bob Dylan y el rabino
Dogma de fé y el sin sentido. 
Por Arturo Aquino

Escena:

Exteriores, en un parque invernal, a media tarde, con niebla. Bob Dylan se encuentra conversando con un rabino.

El rabino repentinamente detiene la conversación, y observa hacia arriba. Fija su atención a la figura de un cristo crucificado con piel de estatua que posa su blancura sobre una columna, a un costado de la grisácea arboleada que decora la escena.

-¡Hijo! ¡Baja de ahí! ¡T vas a lastimar las manos! .. (exclama el rabino)

– No te hará caso, terminará por aburrirse o dormir en esa misma posición.

-Tal vez si rezamos podría él… (sonríe en tono burlón)

– Tan solo lleva dos mil años de sueño, su propio dogma lo arrulla (replica Bob Dylan con desdén)

Continúan su camino a paso lento mientras Bob Dylan se mira las manos observando que se encuentra realmente sentado en la gran mesa de madera al borde de la ventana de su cabaña, por la cual se sumerge en la neblina que conjuga a la perfección la visión del bosque con el humo de su pipa en ese rito de «ensimismamiento» intermitente que hace de su respiración un cosmos, un mundo sin gravedad u oxígeno.

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En reconstrucción

•10 enero, 2010  • Dejar un comentario (Editar)

EN RECONSTRUCCIÓN

Al final del día, solo queda uno de pie

                                 …y ese es, quien cierra la puerta

                                 …y ese es, el que apaga la luz

Apareció lo inesperado

el camino empedrado con tintas de piel carbonizada

dejando atrás las palabras de los días

renaciendo, mirando, volviendo, flotando.

Más de mí que de la calle

menos de mis pies que de los murmullos

explotando el extasis de respirar

renaciendo, volando, existiendo, exhalando.

Vivaz melodía expansiva

explosión luminosa

compás en aumento que dignifica el andar

es la canción del caminante que renueva su lluvia.

Renacer o morir en lo habitable

oxidarse o respirar lo apenas servible

reconstruir o pulverizar para la ocasión

renacer y existir en combustión.

Laberinto

(A prueba de ecos)

Por Arturo Aquino

Arriesgada caída

Embestida, cráneo girando en si mismo

Ocurre con la apertura de las puertas

… es la fiesta de los aturdidos

En el clímax de la noche

Cada pared

Cada segmento de piso

Hilarantes suspiros

Aumentan su carne de volumen

Se tornan risas, y estas carcajadas

De culminantes gritos y alaridos.

¿Continuar ?
Por Arturo Aquino
He partido donde no se escucha nada
donde habita óleo y grasa sin sentido
sin oraciones sin imágenes alambres retorcidos de mi mismo.
He caminado donde no aparecen rostros
donde cuesta trabajo respirar lo deseado
sin alma sin caricia aliento que rasga lo vivo.
He vagado donde mi cuerpo no se mueve
donde palidece su apetito estrujado
sin descanso sin consuelo fermento de mi propia cordura.
No sé continuar…
No sé que me espera mi «aquí»… mi «ahora»…
No sé continuar
Tíbia luz de fría mañana
hace del escenario una maqueta
con el sadismo de la quietud
pero que decora cientos de postales.
Aqui sigo vivo en el sin sentido
Aquí, aborrezco su cursilería enamoramiento de TV,
Arremedo barato de realidad.
Búsqueda interna de mi mismo mi propia identidad
Mi propia voz lo que veo mañana a mañana
bajo la regadera del baño
Mi búsqueda interna de mi mismo
Mi propia identidad
Suena la alarma del despertador
aquí, en la cósmica sonrisa de la tragedia
hay fiesta para los caminantes
donde el sendero se hace humo con la lluvia.

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PROLOGO

•14 julio, 2008  • Dejar un comentario (Editar)

PROLOGO
Por Arturo Aquino
Una parte de mi ha muerto,
se marchita adentro,
Percibo, si, pero no se mueve,
perdió gradualmente su vitalidad,
la agonía es lenta… muy, lenta.
¡Que giro tan extraño ha tenido su trama!
Pareciera haberse escrito con anticipación,
para sorpresivamente congelar al lector.
Garganta, piel y mirada se solidarizan,
perece el sabor, la sensación y los colores,
casi quieren redactar su propio libro:
«Manual del desauciado emocional»
Guía práctica para respirar… en tiempos de innapetencia.
Una parte de mi ha muerto,
su residuo es crujiente cascabel,
que me despierta en la noche,
y toda la habitación se hace gigante, 
pues aplasta con sus sombras las paredes.
¿En que prólogo se habrá encriptado su pulso?
voz constante del reloj, pocos entienden tu premura,
al contrastar con la gélida parsimonia de la melancolía.
He aquí el capítulo final,
cerca del abismo interno,
entre las líneas que cobijan alma,
un requiem para lo vivido,
donde respira el silencio,
para esculpir los aposentos,
con insumos de vacío y soledad,
retorna victoriosa la diva oscuridad.
EL LAGO
Arturo Aquino
A veces destello,
enciende fuego húmedo,
luminosa efervecencia la línea que recorre la mano.
Camino al bosque retórico,
sendero observa diálogo,
figura que desaparece con la tíbia caída del ser.
Melasa verde su pantano,
donde la percepción caduca,
y no puede despegarse de su propio espacio.
¿Cuanto temple ha sido oxidado con olvido?
¿a cuantas dichas les ha llegado su final?
Remolinos catalizadores de escencia,
liberan verdad angustiosa,
las aguas turbias se llevan todo,
en cuna de vidrios descansa la esperanza,
aunque mi lago se seque.
CONTEMPLACIÓN
POR ARTURO AQUINO
Ocurre repentinamente
el sepia bostezo de la soledad
seca los pulmones del pasto
cierra el grifo que manipula los ritmos del tiempo…
               Es un cuadro soleado
                fusión de realidad con percepción
                   protagonista figura luce desgarro
                       amarillándose en el trigal
Garganta arrulla saliva espesa
no llueve
no tintinean las sonrisas
aire caluroso de la quietud
                  Es un todo cubierto con ideas
                    sensación gobierna en su matorral
                      solo acariciada por el viento de las hojas
                         crujiente voz perdida
Luz fija
enciende el escenario
todo arde
nada se salva
Cierto aroma torna lúgubre la estampa
desgarbada y humeante efigie
convierte carbón su entraña
la obra esta hecha
                         Es un lobo desdentado y obsoleto
                              cuya carne ha sido consumida
                                sin salvación
                                  por la misma existencia que le dió el aliento.
PERSISTENCIA.
Por Arturo Aquino.
¿Cuanto aliento escapa sin querer?
perspectiva del ser en si mismo,
la línea que se desdibuja,
el lento y decadente insomnio.
Así que ¿donde he estado todo este tiempo?
hielo inpávido de la ausencia.
Sabes la respuesta.
Al abrir la caja,
la nada flotante, se expande libre,
habitación a media luz.
Piel atrapada minuto a minuto
en el muro exterior de lo percibible
se pliega en una mueca
Gira nuevamente la búsqueda interna,
con su cadena de acciones que dinamita presentes,
se enreda,
y trepa por los labios.
Es tiempo de mutismo,
viaje a travéz del diálogo interno,
eco reconoce los pasos del rostro,
con su vasto territorio de vacío.
Avanza el instante,
se hace tenaz vagabundo de distancia infinita,
tras su espalda quedan vestigios,
historia inherte apenas estertorosa.
Queda correr el seguro que adorna la puerta,
oprimir las llave entre las manos,
apagar su alegre tintineo.
¿Despertar al letargo quemante de la autocontemplación?
asfixiar la sensación,
quintaesencia de lo vivo.
Olvido selectivo,
en las páginas de memoria aullada,
callada, simple y solitaria.
Donde las plantas mueren,
ingieren todo, alli donde el testimonio raspa la pupila,
vacía en toda su historia relatada,
retratada con sabores invertebrados,
amados, perdidos pero a la vez muertos.
Persistencia sabe de emociones,
en los dedos de gesta el engrane perfecto,
la última pieza del rompecabezas.
de Arturo Aquino

5 comentarios el “Textos para leer dormido

  1. Muchas felicidades, no he a cabado de leer todos pero los que llevo, tu muy bien, me gustaron, me sacaste una sonrisa, me isiste pensar, y me transportaste a otros lado. saludos

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